¿Qué tipo de deportistas entrenas? Hemos identificado 8 tipos
La mayor frustración de un entrenador no es tanto que su trabajo esté mal retribuido o que incluso no lo esté en absoluto. La mayor frustración es que sus pupilos no compartan su misma pasión por ese deporte hasta convertirlo en una parte esencial de sus vidas. Tras muchos esfuerzos, momentos de no querer aceptar que a ese chico no le mueve el gusto por entrenar ni competir, de pequeños atisbos de esperanza de encontrar esa motivación intrínseca (es decir, que al chico le motive la disciplina deportiva per sé, no sólo porque gana) que en seguida desaparecen cuando se cruza un mal resultado y el crío empieza a faltar a entrenar y sus padres secundan la propuesta: para que lo pase mal es mejor que lo deje.
Muchos jóvenes entrenadores sienten como un fracaso propio la indiferencia que muestran estos pupilos hacia el deporte que aman. Por muchas cualidades físicas que tenga el crío la variable fundamental para el triunfo en el deporte de élite, para soportar largas jornadas de entrenamiento, para recuperar la ilusión tras una mala competición, para soportar lesiones que parecen interminables, es la motivación intrínseca (es decir, que les guste lo que hacen, que se diviertan haciéndolo).
¿Qué tipo de niño estás entrenando? Tendremos en cuenta tres variables: si gana actualmente o no, si ganará en un futuro o no, y si se divierte o no.
Tipo 1. El niño gana, seguirá ganando y se divierte: nos encontramos con un caso extraordinario de confluencia entre talento y motivación. Una estrella temprana del deporte que lograr un desarrollo físico y psicológico adecuado y, además, mantiene o incrementa su gusto por la actividad deportiva, especialmente por la competición. Ejemplo: Rafa Nadal.
Tipo 2. El niño gana, seguirá ganando pero no se divierte: en este caso se trata de un crío talentoso que logra desarrollarse a un nivel óptimo. Sin embargo, lo hace conscientemente, como una profesión, desde bien pequeño. Este niño no tiene ni una infancia ni una adolescencia psicológicamente saludables porque “está trabajando” cuando debería “estar divirtiéndose”. Estos niños se queman muy rápido y, de llegar a la élite, su carrera suele ser corta y, como no han tenido una fase de maduración personal adecuada, suelen ser adultos inmaduros difíciles de tratar y de adaptarse al mundo fuera del deporte. Ejemplo: este caso es muy frecuente en el circuito femenino de tenis, siendo su máximo exponente Martina Hingis (recordemos que su madre, la temible Melanie Molitor, le puso Martina por Martina Navratilova).
Tipo 3. El niño gana, pero no seguirá ganando, pero se divierte: es el niño que tiene un rendimiento excelente muy temprano, generalmente porque su desarrollo físico se ha adelantado al de sus rivales y/o su volumen y nivel técnico de su entrenamiento es superior a su edad. Este chico se llegará a estancar antes de llegar a la élite, niños que antes no eran rivales empiezan a superarle claramente. Por ejemplo: el que antes era el más alto de su equipo de baloncesto alevín, ahora, juvenil, es uno más. Si al niño le encanta su deporte, a pesar de dejar de ganar, es misión de su entrenador y, sobre todo de sus padres, ajustar sus expectativas a la realidad de sus cualidades físicas y, simplemente, disfrutar del hecho de competir.
Tipo 4. El niño gana, pero no seguirá ganando, y no se divierte: este niño suele abandonar la práctica deportiva en la adolescencia. El problema fue: ¿Por qué comenzó a entrenar? Preguntémosles a sus padres.
Tipo 5. El niño no gana, pero ganará, y se divierte: este niño posee cualidades latentes que un entrenador experto es capaz de detectar aunque no se manifiesten en ese momento demasiado temprano del desarrollo. Está muy motivado y, además, valora el hecho de entrenar y de competir como un continuo reto que le satisface. Es muy importante que el entrenador sea capaz de educar deportivamente y desarrollar física y técnicamente a este niño que posee lo más importante para llegar (no digamos ya para triunfar) a competir en edad senior: la motivación intrínseca.
Tipo 6. El niño no gana, pero ganará, y no se divierte: este caso sucede cuando un niño reúne unas cualidades físicas latentes (altura, potencia de salto, gesto técnico natural, etc) que cuando se desarrollen completamente le llevarán a destacar por encima de los demás. Sin embargo si no se divierte en sus comienzos esta transición puede ser demasiado pesada y los niños suelen desistir.
El entrenador no debe atribuir el éxito o fracaso a las cualidades físicas, debe trabajar sabiendo que el límite de desarrollo de sus pupilos está en su habilidad para enseñar y en la capacidad de aprendizaje y motivación de sus pupilos. Porque POCOS DEPORTISTAS LLEGAN A CONOCER TU TOPE FÍSICO, siempre suele haber un límite psicológico, y no físico, a nuestro rendimiento.
Tipo 7. El niño no gana, ni ganará, y se divierte: este niño hace deporte por puro placer. Generalmente nos encontramos con tres tipos de niño tipo 7:
7.1. Aquel que no gana ni ganará pero se divierte entrenando pero no compitiendo: suele ser porque sus compañeros son sus amigos.
7.2. Aquel que no gana ni ganará pero se divierte compitiendo pero no entrenando: es un niño ambicioso que debe aprovechar esa energía en deportes o actividades en que sus cualidades puedan encontrar mejor ajuste.
7.3. Aquel que no gana ni ganará pero se divierte entrenando y competiendo por igual: es un niño apasionado por ese deporte que puede enfocar su pasión hacia áreas más receptivas a su pasión y llegar a ser un experto: un entrenador, un árbitro, un periodista deportivo, un representante, un fisioterapeuta, un psicólogo deportivo, etc.
Tipo 8. El niño no gana, ni ganará, ni se divierte: los padres de este niño se han equivocado de deporte. Es muy importante que si un niño se aburre con un deporte tengamos claro que se debe a ese deporte en concreto; si el niño se aburre o no le gusta un deporte cambiemos a otro, siempre y cuando no se trate de tener miedo a competir, en este caso se debe entrenar psicológicamente el afrontamiento de la competición de lo contrario seguirá ocurriendo lo mismo (y no sólo en el deporte, rehuirá la competición en los demás aspectos de la vida).
¿Sabes clasificar a tus pupilos? ¿Estás enfocando correctamente los objetivos?
¡Escríbenos y cuéntanoslo!
José Ángel Caperán