Cuando se pierden los papeles

daveAutor: José Ángel Caperán. Psicólogo deportivo de deportedecabeza.com

Cualquiera se puede llegar a desquiciar, y más un deportista de élite, en una competición estresante. Sin embargo, no todos tienes las mismas probabilidades, ante el mismo grado de estrés, de llegar a explotar. El perfil de estos deportistas suele cumplir con una serie de constantes y, además, el momento debe tener unas características determinadas.

El perfil psicológico de este tipo de deportista suele ser el siguiente:

  1. Visceral: con las emociones siempre a flor de piel. Lo que hace que su comunicación no verbal sea más agresiva y enérgica. Suele tener más perfil de jugador explosivo que reflexivo.
  2. Autoexigente: demanda mucho de sí mismo, su listón personal está muy alto.
  3. Tiene dos caras: este jugador suele ser, en su vida personal, una persona tranquila y pacífica, pero en el campo da rienda suelta al Mr. Hyde que hay en él y que le permite dar un salto cualitativo en su rendimiento en cuanto comienza a competir.

Este perfil es adecuado para el alto rendimiento y no tiene por qué venir acompañado de conductas hostiles, salvo si se dan las siguientes circunstancias:

Características del momento que rodea al jugador que explota:

  1. Suele ser una situación imprevista.
  2. Una situación en que espera de sí mismo un rendimiento que no está alcanzando, por lo que siente frustración.
  3. Esta frustración le provoca una pérdida de concentración.
  4. La pérdida de concentración le provoca que dirija su atención hacia distractores que actúan de combustible para la rabia que se empieza a fraguar. Así suele dirigir su atención a las provocaciones del rival, del público, a las decisiones de los jueces etc. que, en otras ocasiones ni siquiera escucharía.

Este tipo de jugadores alcanzan un rendimiento medio, a lo largo de los partidos, muy alto, pues siempre su nivel de activación es alto: facilitando que sus tiempos de reacción sean breves, su velocidad rápida y su grado de concentración óptimo. El problema viene cuando, fruto de la conjunción de los puntos que acabamos de ver, el nivel de activación pasa a ser excesivo y se provoca el colapso.

Sin embargo, debemos tener claro que si se quiere modificar esta reacción desmesurada debemos entrenarlo con los profesionales de la psicología deportiva. De manera que la evitación consciente de ese gesto agresivo no perjudique el rendimiento adecuado que logra cuando NO se concentran todas estas variables que explican esta reacción que, al fin y al cabo, es en la mayoría de los casos.

¿Has perdido alguna vez los papeles en un partido? ¿Te perjudica tu carácter?

Cuéntanoslo y nuestro equipo de psicólogos deportivos te dirán en qué puede la psicología deportiva ayudarte.

José Ángel Caperán

Psicólogo deportivo

deportedecabeza.com

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