«Hay días en que no te sale nada» no es una explicación válida
“Hoy no era el día” es una frase que constantemente se repite en las entrevistas en las zonas mixtas de todos los campeonatos de todos los deportes. Pero entre resultar frecuente y resultar válida, como causa de un rendimiento bajo, va un mundo. A fuerza de utilizar esta frase y oírla, incluso, en boca de deportistas de élite, el niño que empieza a competir a determinado nivel puede llegar a considerar la posibilidad de que es posible que el resultado para el que se esté preparando durante una temporada (durante 4 años si se quiere ser olímpico), incluso sintiéndose perfectamente el día antes, esté sujeto al capricho del destino que, de repente y sin previo aviso, le puede dar un hachazo incontrolable que golpea su actuación como una puñalada por la espalda.
El hecho de que el deportista que llega en forma a un campeonato, sus declaraciones son confiadas y alentadoras, sale a competir y no rinde a la altura de sus expectativas y no sepa buscar explicación a ese bajo rendimiento, a esa decepción, no quiere decir que esté fuera de su control o que el signo de su rendimiento esté sujeto al azar después de tanto trabajo (que ha de afianzar la autoconfianza, es decir, la seguridad de que controlo mi rendimiento).
Es decir: que el deportista no sepa explicar su bajo rendimiento no quiere decir que esté fuera de su control o, incluso, que no sea el único culpable de ese fracaso.
Todo tiene una causa: los malos resultados, las malas decisiones, las malas sensaciones físicas, los malos pensamientos, la mala técnica, las lesiones e, incluso, la mala suerte tiene una causa. Sin embargo nos preguntamos: ¿Está preparado el deportista para conocer esa causa y, sobre todo, para resolverla? ¿La salida más fácil es utilizar la mala suerte y el “borrón y cuenta nueva”?
La materia prima del trabajo técnico de un psicólogo deportivo es el error, no hay nada más valioso que un error para desarrollar soluciones y lograr así saltos en el rendimiento. Hoy el deportista de élite ya no puede permitirse “tirar por la borda”, competición tras competición, esperando que la siguiente “se dé mejor”, hay demasiado en juego, hay demasiada competencia. Debe asesorarse y entrenarse en aspectos que, hasta ahora, dejaba en manos de la incertidumbre: qué sentiré, qué pensaré, qué haré…
El entrenamiento debe extenderse no sólo a la parte física, técnica y táctica, sino también psicológica pues, ésta, la parte psicológica, afecta:
- Al físico (piensa, por ejemplo, en la muerte de un ser querido ¿cómo te hace sentir físicamente ese recuerdo?)
- A la técnica (con esas piernas tensas por ese recuerdo ¿puedes extender la pierna al máximo para lanzar un penalti?)
- Y, por supuesto, a la táctica (¿puedes pensar con claridad con mil cosas negativas en la cabeza? ¿Y con las pulsaciones desbocadas?).
Ha pasado el tiempo en que los problemas psicológicos de las competiciones se resolvían doblando entrenamiento físico y gritando aludiendo a las agallas del deportista. Ahora estamos en el tiempo de entrenar todo lo que afecta al rendimiento, y la preparación psicológica se puede entrenar, incluso mucho más que la parte física (que está muy sujeta a la genética). De nada sirve que hagamos un avión ultramoderno si nuestro piloto es inmaduro, emocional o torpe.
El psicólogo deportivo sólo necesita del deportista autocrítica, compromiso y ganas de aprender.
José Ángel Caperán
deportedecabeza.com
Enhorabuena por el trabajo y la web. En relación al último párrafo, ¿en qué te basas para afirmar que la «parte física» es menos entrenable que la psicológica? ¿Acaso no está igualmente marcado genéticamente el cerebro que el resto del cuerpo?
Gracias JaviAC! La habilidades físicas básicas (como la resistencia o la velocidad) tienen un componente genético clave indudable (sólo tenemos que ver la fisionomía del récordman de 100m. español Ángel David Rodríguez). Por supuesto que la parte física se mejora con el entrenamiento pero la parte genética es decisiva.
Sin embargo la parte psicológica, en lo que respecta a las destrezas y técnicas que han de aplicarse antes y durante la competición, se aprende al 100% sólo hace falta autocrítica y compromiso. En psicología deportiva nos basamos en conductas y las conductas se aprenden, no confundamos genética con hábito o educación pues es una forma de evadir la propia responsabilidad del deportista sobre sus actos y decisiones.
Un saludo JaviAC!