¿Cómo son los entrenadores que siempre están ahí?

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¿Cómo son los entrenadores que siempre están ahí?

¿Hasta qué punto un entrenador que, a su vez, tenga un punto de showman, tiene más posibilidades de ser fichado por un equipo que otro entrenador que digamos… es más reservado o menos… populista, beligerante o como lo queramos llamar (sabiendo que ambos tienen los mismos resultados? La respuesta es que tienen muchas más posibilidades.

¿Qué criterios utilizan los directivos de los equipos para fichar a un entrenador? Los profesionales del fútbol, los que consideramos el deporte de élite una ciencia, nos echaríamos las manos a la cabeza si supiéramos exactamente qué razonamientos utiliza un presidente para decir: “éste es el adecuado”.

En muchas ocasiones la carencia de los equipos directivos de conocimientos del deporte de alto rendimiento, de los nuevos métodos de entrenamiento y de la psicología del jugador de fútbol, ha hecho, y hace, que un entrenador que “hace mucho ruido”, que sigue el juego a la prensa y utiliza razonamientos simplistas, propios de la grada más que del aula de video, sea elegido como “el adecuado”.

Hoy más que nunca se pide la figura, sólida y preparada, del director deportivo como un profesional de la ciencia del fútbol, con un conocimiento del mercado extraordinario, habilidades para la comunicación y la negociación, y una visión multidisciplinar del alto rendimiento. Desgraciadamente los procesos de adjudicación de estos puestos no han seguido, en un buen número, criterios que no fueran la mera afinidad personal.

Muchos buenos entrenadores han dejado la profesión, ante la falta de ofertas, por no saber que su trabajo no era sólo dirigir a un equipo sino también venderse como un personaje interesante para la audiencia. Se les ha llamado siempre despectivamente entrenadores “sinsustancia”.

¡Ojo! No es lo mismo ser un showman que ser un entrenador con carisma. El carisma es el punto de equilibrio perfecto de la imagen de un entrenador que logra llegar a todos y cada uno de los implicados en este negocio. Encontrar ese equilibrio puede hacerse de forma natural, por la propio personalidad del entrenador o con ayuda.

El fútbol no sólo es un deporte, es un negocio y un espectáculo. De ahí la importancia del trabajo del psicólogo deportivo (coach) con el entrenador, no sólo debe centrarse en su trabajo con el equipo de jugadores sino en la correcta gestión de su “personaje” que satisfaga la empatía con el aficionado, brinde material interesante y estratégico (para él y su equipo) a los periodistas y, por extensión, se haga popular en el mercado de entrenadores.

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